DE CAJON CUALUNQUE A CAJONCITO VINTAGE




Cuando venía por la calle esa noche y lo vi al lado de un cubo de basura, me dije: "¡Que sea de madera!". Y era nomás. De fibrofácil, cualunque, totalmente liso. Así que upa y a casa.
No me gusta hacer pasar por viejo algo que no lo es, pero en este caso me pintó así.

PASOS

1- Limpieza con Lysoform y bla bla bla.
2- Armado de la pintura base. Ultimamente, y para no gastar tanto, me di cuenta de que se puede pintar madera perfectamente con látex para paredes. Además no hace olor, es fácil de limpiar y se seca volando. Tengo un pote de color blanco mate y dos entonadores, uno verde y otro azul. Eso usé, para lograr este verde que me gusta tanto.
3- Pintura "así nomás". Secado.
4- Poquito de lija.
5- Pintura del interior, con acrílico rojo (de ese rojo que me queda bordó) para marcar contraste.
6- Selección de dos cositas para pegar: apoyavasos que tenía de un viaje y frente de cajita de fósforos. Para envejecerlos un poco, le quemé los bordes con un encendedor y los lijé apenitas.
8- Para cubrir, barnicé (si no tienen barniz, se puede cubrir muy bien con cola vinílica).
7- Pegado de las imágenes. Ubicación y relleno con libros de ilustraciones.

Yapa: como ya dije, este color me puede, entonces tomé dos tazas de esas de café con florcitas y también las pinté y barnicé. Luego las lijé un poquito para descascarar la pintura un poquitín. A una de ellas (y aunque no se ve en la foto), la ubiqué en la biblioteca que está al lado del cajoncito, y así hace compossé.
Me encanta! y si me aburro, hay mil posibilidades de cambio.



BANQUITO DE ALBAÑIL CONVERTIDO EN BOTINERO





Me encontré este banquito en un container y traerlo hasta casa me costó una dobladura de brazo, pero estaba emperrada con que lo quería para el balcón. Así que lo traje y primero lo pinté de blanco. Pensé que quedaría rústico. Pero quedó más ordinario de lo que era. Había que taparlo más. Entonces, agarré mis frasquitos de acrílicos (y algunas témperas) y empecé a hacer cualquier cosa. El resultado está a la vista, para ser Pollock me falta un trecho. Para la próxima vez, creo que lo haré mejor. Lo puse en el balcón, con varias macetitas blancas arriba. Y ahí estuvo todo el invierno. Hace poco, se me dio por renovar este espacio y me sobraba el banquito albañilesco. Ya casi no tengo lugar en donde poner las cosas (eso me pasa por ciruja). Y bueno, fue a parar a la habitación. Primero lo puse por poner y oh sorpresa! me di cuenta de que el calzado quedaría bárbaro ahí. Y bueno, resulta que ahora es de lo más práctico! (actualmente tiene dos almohadones, el de la foto y uno verde limón, ambos realizados con repasadores).