BANQUITO DE ALBAÑIL CONVERTIDO EN BOTINERO





Me encontré este banquito en un container y traerlo hasta casa me costó una dobladura de brazo, pero estaba emperrada con que lo quería para el balcón. Así que lo traje y primero lo pinté de blanco. Pensé que quedaría rústico. Pero quedó más ordinario de lo que era. Había que taparlo más. Entonces, agarré mis frasquitos de acrílicos (y algunas témperas) y empecé a hacer cualquier cosa. El resultado está a la vista, para ser Pollock me falta un trecho. Para la próxima vez, creo que lo haré mejor. Lo puse en el balcón, con varias macetitas blancas arriba. Y ahí estuvo todo el invierno. Hace poco, se me dio por renovar este espacio y me sobraba el banquito albañilesco. Ya casi no tengo lugar en donde poner las cosas (eso me pasa por ciruja). Y bueno, fue a parar a la habitación. Primero lo puse por poner y oh sorpresa! me di cuenta de que el calzado quedaría bárbaro ahí. Y bueno, resulta que ahora es de lo más práctico! (actualmente tiene dos almohadones, el de la foto y uno verde limón, ambos realizados con repasadores).


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